El deshielo de la Antártida podría frenar la corriente oceánica más fuerte del mundo, según un estudio

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Credit: Unsplash/CC0 Public Domain
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La Corriente Circumpolar Antártica (CCA), la corriente oceánica más poderosa de la Tierra, está experimentando una importante ralentización debido al deshielo de las capas de hielo. Esta alarmante revelación, descubierta por investigadores de la Universidad de Melbourne y del Centro de Investigación NORCE de Noruega, tiene profundas implicaciones para los patrones climáticos globales, la circulación oceánica y los ecosistemas marinos.

Estudios recientes indican que, en un escenario de altas emisiones de carbono, la ACC podría ralentizarse hasta un 20% de aquí a 2050. Este cambio sin precedentes se debe a la gran afluencia de agua dulce al Océano Austral, que altera su salinidad, densidad y patrones generales de circulación. Los resultados, publicados en Environmental Research Letters, ponen de manifiesto una creciente preocupación climática que podría tener consecuencias de gran alcance para la estabilidad del clima mundial.

La ACC es un componente crucial de la «cinta transportadora oceánica» que conecta los océanos Atlántico, Pacífico e Índico. Esta enorme corriente regula el intercambio de calor, dióxido de carbono y vida marina entre estas cuencas oceánicas. Más de cuatro veces más fuerte que la Corriente del Golfo, la ACC desempeña un papel vital en el mantenimiento del equilibrio oceánico mundial.

Cuando las capas de hielo se derriten, liberan grandes cantidades de agua dulce en el océano, lo que afecta significativamente a su salinidad. Este cambio altera la formación del agua del fondo antártico -un proceso por el que el agua superficial se hunde en las profundidades oceánicas-, lo que debilita la circulación oceánica y la distribución del calor.

Según el profesor asociado Bishakhdatta Gayen, de la Universidad de Melbourne, «el océano es extremadamente complejo y está finamente equilibrado. Si este 'motor' actual se rompe, podría tener graves consecuencias, como una mayor variabilidad climática, más fenómenos meteorológicos extremos y un calentamiento global acelerado».

Un efecto menos conocido de la ralentización de la ACC es su potencial para permitir que las especies invasoras lleguen a la Antártida. La ACC actúa como una barrera natural que impide que especies como el alga toro del sur, las gambas y los moluscos migren hacia el continente antártico. Una ACC debilitada aumenta el riesgo de que estas especies perturben los delicados ecosistemas antárticos, lo que podría alterar drásticamente la red trófica y amenazar a especies autóctonas como los pingüinos y el krill.

Esta investigación utilizó el superordenador más avanzado de Australia, GADI, para realizar simulaciones de alta resolución del océano y el hielo marino. Los resultados confirman que los modelos climáticos anteriores pueden haber subestimado la complejidad del comportamiento de las ACC.

Mientras que estudios anteriores sugerían que el cambio climático podría acelerar la ACC debido a las mayores diferencias de temperatura entre latitudes, esta nueva investigación contradice esa idea. En cambio, revela que los cambios en la salinidad provocados por el deshielo están ralentizando la corriente, lo que podría debilitar su capacidad para regular las condiciones oceánicas y atmosféricas mundiales.

El Dr. Taimoor Sohail, de la Universidad de Melbourne, advierte de que, incluso en escenarios de emisiones más bajas, la ralentización de la ACC sigue siendo probable si el deshielo continúa al ritmo previsto. Afirma: «El Acuerdo de París de 2015 tenía como objetivo limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales. Muchos científicos creen que ya hemos alcanzado este umbral, por lo que una mayor pérdida de hielo -y sus impactos climáticos asociados- es casi inevitable.»

La investigación subraya la urgente necesidad de realizar esfuerzos globales para reducir las emisiones de carbono. «Los esfuerzos concertados para limitar el calentamiento global pueden ayudar a mitigar el deshielo y, a su vez, evitar que el ACC se ralentice aún más», subraya el Dr. Sohail.

Los expertos en climatología coinciden en que es necesario seguir observando y perfeccionando los estudios de modelización para comprender plenamente la respuesta de la ACC al cambio climático. Sin embargo, una cosa está clara: sin una intervención inmediata, la ralentización de la Corriente Circumpolar Antártica podría intensificar la variabilidad climática, acelerar la subida del nivel del mar y perturbar la biodiversidad marina en todo el mundo.

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