Vea También
El 31 de agosto de 2022, el Tribunal de Distrito de Osaka, en Japón, ordenó revelar la identidad de una persona que había difamado a una VTuber (youtubers que emplean, en vez de su propia imagen, avatares animados) en un foro en línea. El tribunal determinó que, aunque los comentarios ofensivos se dirigían al personaje virtual, afectaban directamente a la reputación de la persona real detrás del personaje.
Es solo un ejemplo de los conflictos que pueden surgir en el mundo digital. Podemos encontrar muchos más: ¿qué pasa cuando el propietario de una parcela virtual en el metaverso pierde su terreno por una expropiación de la plataforma o porque otro usuario ocupa y revende su propiedad? ¿Y si surgen dudas respecto a los derechos de los consumidores cuando avatares de celebridades promueven productos de forma subliminal, sin que los usuarios sean conscientes de la manipulación?
El metaverso es un espacio donde lo virtual y lo real se fusionan. Ha pasado de ser ficción a convertirse en una realidad en expansión. Empresas tecnológicas invierten en estos entornos, donde millones de personas interactúan cada día.
Los usuarios crean avatares, adquieren bienes virtuales y participan en diversas actividades. Sin embargo, surgen conflictos sobre propiedad, consumo o relaciones laborales. ¿Qué derechos tiene un usuario cuando compra un bien virtual? ¿Cómo se regulan los contratos en este entorno? ¿Debe aplicarse el derecho tradicional o es necesaria una regulación específica?
Conflictos que pueden surgir
El metaverso no es un único espacio, sino múltiples plataformas digitales interconectadas, como Decentraland, The Sandbox, Horizon Worlds o Roblox. Estas combinan lo físico y lo virtual, facilitando la interacción social, comercial y educativa.
Tecnologías como la realidad virtual, la realidad aumentada y la cadena de bloques o blockchain hacen posible estos entornos. Los usuarios, especialmente jóvenes, los utilizan para crear, comerciar y comunicarse.
Estos escenarios virtuales pueden dar lugar a controversias varias, como litigios sobre propiedad virtual, fraudes en transacciones digitales, acoso, difamación, etc.
También pueden originarse conflictos laborales si un avatar-empleador impone condiciones injustas a los trabajadores virtuales sin responder a sus quejas. O pueden darse casos de difamación y acoso entre avatares que afectan la reputación y bienestar de los usuarios, planteando interrogantes sobre las implicaciones legales de estos comportamientos.
Se suscitan, así, preguntas clave sobre cuestiones sobre derechos de propiedad, protección del consumidor o responsabilidad en estos entornos digitales.
Cómo regular donde las fronteras físicas no existen
No es tarea fácil, debido a la descentralización y el anonimato. Las plataformas establecen normas internas, pero su aplicación varía. La inteligencia artificial puede utilizarse para moderar el contenido, aunque no siempre comprende el contexto.
De otro lado, la gobernanza comunitaria permite a los usuarios definir reglas, pero su implementación es compleja.
En cuanto a la resolución de conflictos, existen varias alternativas posibles. Primero, a través mecanismos judiciales tradicionales, aunque la falta de conexiones físicas con un territorio dificulta la resolución de controversias por los tribunales. También nos encontramos con dificultades a la hora de ejecutar una sentencia en un entorno virtual.
Segundo, mediante mecanismos de resolución alternativa de conflictos que usan bien inteligencia artificial o bien blockchain y teoría de juegos. La plataforma Kleros, dirigida a mediar disputas rápidamente y sin intervención judicial, es un ejemplo de esto último.
En este escenario, los desafíos persisten. Es clave garantizar los derechos fundamentales y la seguridad jurídica. Una posible solución sería la creación de una Lex Metaversi, un marco normativo sustantivo que regule las relaciones digitales y establezca sistemas de arbitraje autónomos.
Hacia un nuevo paradigma jurídico
El metaverso se presenta como un laboratorio para el futuro del Derecho, donde resolver conflictos requiere una combinación de regulación tradicional y nuevas formas de justicia digital.
Este entorno virtual, por su naturaleza descentralizada, anónima, inmersiva y global, demanda herramientas que integren las leyes nacionales con soluciones tecnológicas innovadoras.
La pregunta clave, que aborda mi reciente ensayo Resolución de conflictos en el metaverso (Tecnos, 2025), es: ¿podemos diseñar un sistema de resolución de controversias eficiente, legítimo y accesible para todos en el mundo virtual?

Ana Mercedes López Rodríguez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.