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Este artículo forma parte de la sección The Conversation Júnior, en la que especialistas de las principales universidades y centros de investigación contestan a las dudas de jóvenes curiosos de entre 12 y 16 años. Podéis enviar vuestras preguntas a [email protected]
Pregunta formulada por Celia, de 15 años. IES Ramón del Valle-Inclán (Sevilla)
Cuando nos caemos de la bicicleta y nos hacemos una herida en la rodilla, esa parte de nuestro cuerpo debe pasar por varias etapas para que sea reparada. Primero se forma un coagulo que evita que siga saliendo sangre. Después, el sistema inmune se activa para defender la zona dañada de los microbios patógenos. Y, por último, el tejido se regenera.
Exactamente lo mismo ocurre si la herida se produce en la boca, pero con la diferencia de que entonces esos procesos son más rápidos y eficaces. ¿Por qué? Dale las gracias a la saliva.
¿Tiene superpoderes la saliva?
¿Tiene superpoderes la saliva? La respuesta es que no, pero sí posee propiedades que la hacen muy especial. Cada día producimos entre 1 y 1,5 litros de ese líquido transparente, y su composición varía en función de lo que comemos o de si estamos nerviosos o relajados.
Entre el 94 y el 99 % de la saliva está formada por agua, y el resto por bicarbonato, iones cloruro, enzimas, proteínas y muchos otros componentes, que hacen que al final tenga un pH de entre 5,8 y 7,4.
¿Qué significa esto del pH? Así se llama la escala, del 0 al 14, que nos informa de si algo es ácido, neutro o básico. El agua es neutra y tiene un pH de 7, menos de 7 indica acidez (como el limón) y con más de 7, el compuesto será básico (como el bicarbonato). Entonces, un pH de 5,8 a 7,4 indica que la saliva es entre ácida y casi neutra, algo muy importante para que puedan funcionar las enzimas que nos ayudan a digerir lo que comemos.
A lo largo del día, la producción salivar es variable, aunque la media oscila entre 0,5 mililitros por minuto durante el día y 0,1 ml/minuto por la noche. Sin embargo, cuando nos hacemos una herida en la boca, las “compuertas” se abren y podemos generar más de 2 ml de saliva cada minuto. Es lo que denominamos hipersalivación y resulta esencial para la curación.
Una poción curativa
Porque la saliva no solo nos ayuda a humedecer y digerir los alimentos –gracias a ella muchos de lo que comemos se descompone antes de llegar al estómago–, sino que también tiene propiedades increíbles para evitar las infecciones y promover la cicatrización de heridas en la boca.
Entre estas propiedades encontramos la presencia de enzimas como la lisozima, que actúa como barrera frente a las infecciones por patógenos en nuestra boca; es decir, tiene un efecto antibacteriano. Aunque nuestra boca contiene bacterias, la lisozima permite mantenerlas a raya.
¿Y sabes dónde encontramos la lisozima también? En las lágrimas. No es casualidad, ya que allí nos protege de las bacterias patógenas que pueden llegar a nuestros ojos.
Otra de las virtudes de la saliva es que contiene una serie de proteínas, llamadas factores de crecimiento, que van a estimular la regeneración del tejido dañado y van a acelerar la cicatrización,
Nuestra boca cuenta con un tejido muy activo llamado mucosa oral que utiliza estos factores de crecimiento para que sus células se multipliquen aún más rápido y la herida se pueda cerrar antes. En la piel, ese proceso es más lento, y por lo tanto tardaremos más en curarnos.
Y, por último, habrás notado que cuando te lastimas piel se forma una costra –o “postilla”, como se le llama en el sur de España– que suele ser dura y de color rojizo. Esto es debido a que la herida se seca, formando una barrera que protege la capa de la dermis mientras ésta se cura. Sin embargo, nuestra boca está siempre húmeda gracias a la saliva, por lo que la herida se va a mantener hidratada todo el tiempo, evitando que se formen costras y facilitando la cicatrización sin dejar marcas.
¿Y si me “chupo” una herida se curará antes?
Seguro que alguna vez, después de hacerte un corte, te habrán dicho algo parecido a “¡corre, chúpate la herida!”. Pues bien, aunque la saliva tenga propiedades antibacterianas y cicatrizantes, no es una buena idea.
Nuestra cavidad bucal también contiene algunas bacterias que no son un problema en nuestra boca, pero podrían infectar la herida abierta. Lo mejor, en estos casos, es lavarla con agua y jabón y después aplicar un desinfectante tópico, dejando que se cure por sí sola.
También hay ocasiones en que las heridas en la boca tardan más de lo debido en curarse o empeoran. Esto puede ocurrir en casos de infección, cuando dicha herida es muy grande o si nuestro sistema inmune no responde bien. Ante esto, lo mejor es siempre consultar con nuestro médico.
En conclusión, nuestra saliva es mucho más que un simple líquido transparente que tenemos en la boca. Gracias a sus propiedades antibacterianas, sus factores de crecimiento y la capacidad de mantener la boca hidratada, va a permitir que las heridas en la boca se curen más rápido que en la piel.
La próxima vez que te muerdas la lengua, piensa que la saliva es tu mejor aliada.
El museo interactivo Parque de las Ciencias de Andalucía colabora en la sección The Conversation Júnior.

Diana Aguilar Morante no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.