Vulnerabilidad residencial femenina: la brecha en el acceso a la vivienda para las mujeres inmigrantes

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Mujer cruzando la Plaza Simonis, en Bruselas. Werner Lerooy/Shutterstock

La vivienda es reconocida como el principal problema personal y social de los españoles, según uno de los últimos barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Ya en 2019, en su VIII Informe, la Fundación FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada) calificaba la vivienda como “un motor elemental de la desigualdad” junto con el empleo.

El caso más extremo en este sentido es el de las mujeres sin hogar. Según la última encuesta sobre personas sin hogar del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2022 había 6 652 mujeres usuarias de centros asistenciales, de las cuales 2 955 eran extranjeras. Estas mujeres representaban un 44,4 % del total de mujeres en esta situación y un 10 % del total de personas usuarias de centros asistenciales, fueran hombres o mujeres. Las mujeres extranjeras sin hogar estaban claramente en sobrerrepresentación respecto del total de mujeres.

En 2022, todas las mujeres extranjeras representaban el 11,4 % del total de mujeres y un 5,8 % del total de población en España. Para la inmensa mayoría de mujeres que residen en viviendas familiares, también observamos diferencias según la nacionalidad.

Según el último censo de población y vivienda, del INE, en 2021 un 47,1 % de las mujeres extranjeras tenía menos de 20 metros cuadrados para vivir, frente a un 23,4 % de las mujeres españolas. En cuanto a las mujeres con menos de 10 metros cuadrados para vivir, un 9,4 % de las mujeres extranjeras estaba en esta situación, frente a un 2.2 % de las mujeres españolas.

Un 37,9 % de las mujeres extranjeras residía en viviendas familiares construidas antes de 1970, frente a un 28 % de las mujeres españolas. En cuanto al régimen de tenencia, un 39,7% de las mujeres extranjeras reside en alquiler, frente a un 12,9 % de las mujeres españolas, lo cual incrementa el riesgo de inestabilidad residencial.

Menos metros cuadrados y viviendas más antiguas

Las mujeres extranjeras viven en menos metros cuadrados, en viviendas más antiguas y que no son de su propiedad en mayor medida que las mujeres españolas.

¿Cuáles son los factores determinantes que explican la vulnerabilidad de las mujeres migrantes en materia de vivienda? El primer factor es la propia dinámica del mercado de la vivienda y el aumento exponencial de los precios, en alquiler sobre todo. Los hogares más vulnerables no se pueden plantear la compra de una vivienda.

El fenómeno se observa, principalmente, en las grandes ciudades y en las islas, por la gentrification, la turistificación y la entrada de compradores extranjeros y fondos de inversión como inversores inmobiliarios. Estos procesos se ven reforzados actualmente por el capitalismo digital. Y producen una expulsión de los hogares más vulnerables hacia zonas periféricas, con el riesgo de romperse los arraigos y las redes de apoyo locales.

Algunos círculos promueven la idea de Madrid DF, en referencia a México DF. Visualizan una ciudad con 10 millones de habitantes. Esta dinámica supondría la marcha de los hogares más vulnerables a zonas más periféricas, independientemente de donde trabajan. Implicaría un aumento de los tiempos de movilidad de casa al trabajo, con un impacto directo en los tiempos de descanso, ocio y conciliación de la vida familiar y laboral, en el caso de tener hijos.

Sus condiciones laborales son el segundo factor que explica la vulnerabilidad de las mujeres migrantes en la vivienda. Es posible que no tengan contrato laboral o que sus ingresos sean insuficientes por el tipo de sector donde se insertan. Sabemos que la población migrante tiende a ubicarse en determinados nichos laborales.

Trabajadoras de hogar y discriminación múltiple

Las mujeres extranjeras están sobrerrepresentadas como trabajadoras de hogar, marcadas por su persistente vulnerabilidad social y residencial. Según los últimos datos de la Seguridad Social, en 2025, un 14,1 % de las mujeres no nacionales de la UE cotizaban en el servicio especial de empleadas de hogar, en comparación con un 6,8 % de las mujeres nacionales de la UE y un 2,2 % de las mujeres españolas.

Para explicar la vulnerabilidad residencial de las mujeres migrantes no olvidemos el racismo y la discriminación. En un estudio de 2020 del CEDRE –Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial o Étnica–, la vivienda era el principal ámbito donde las mujeres migrantes percibían discriminación (hasta un 31 % de ellas, frente a un 30 % de ellos). En comparación, ellos percibían un mayor grado de discriminación en los espacios públicos y el trato policial.

No solamente existen diferencias por sexo, sino que la discriminación afecta a las mujeres de forma diferente según su situación administrativa (regular o no), su país de procedencia, su religión, su color de piel o su acento. Según un informe de la entidad sin ánimo de lucro AESCO –América, España, Solidaridad y Cooperación– de 2024, las mujeres migrantes enfrentan discriminación múltiple al buscar vivienda por la intersección de factores como género, origen, nivel socioeconómico y situación familiar.

En el caso de las mujeres migrantes, existe el riesgo añadido de que sean víctimas de sexualización, cosificación y consideración exótica de sus cuerpos a cambio del acceso a una vivienda. Ya en 2024 se advertía la existencia de alquiler de habitación a cambio de sexo, con un riesgo especialmente elevado para las mujeres migrantes.

El problema añadido si son madres

El cuarto factor determinante es ser madre, especialmente si la mujer está sola con sus hijos y carece de red de apoyo. Las alternativas pasan por convivir en pisos compartidos, alquilando una única habitación donde duermen con sus hijos.

En un estudio reciente de la UCM que aborda la conciencia social se detectaron casos de hasta cinco personas de la misma familia en una habitación, en un piso con otros núcleos familiares. Esta situación tiene consecuencias en términos de convivencia, ya que existe riesgo de violencia, con la exposición de la mujer y sus hijos a personas desconocidas y la obligación de respetar turnos muy limitados para el uso de zonas comunes y electrodomésticos.

Sea en tiempos pasados de crisis económica o en tiempos actuales de crecimiento económico, las mujeres migrantes se ven expuestas a distintos factores que explican su situación de especial vulnerabilidad en el acceso y el mantenimiento a la vivienda.

The Conversation

Elisa Brey no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.


Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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