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La historia de este descubrimiento comenzó en 2011, cuando un equipo liderado por el Space Telescope Science Institute, junto con investigadores del Centro de Ciencia de Exoplanetas de la Universidad de St Andrews y del Observatorio Europeo Austral, detectó un objeto oscuro moviéndose a través de la constelación de Sagitario. Inicialmente, los datos recogidos por el telescopio Hubble entre 2011 y 2017 sugerían que podía tratarse de un agujero negro, pero una segunda investigación propuso que, en realidad, era una estrella de neutrones.
No fue hasta que se revisaron nuevos datos de los años 2021 y 2022 —obtenidos tanto del Hubble como de la misión Gaia— que se pudo confirmar la verdadera naturaleza del objeto: un agujero negro de aproximadamente siete masas solares, una masa demasiado grande para una estrella de neutrones.
Este agujero negro solitario, identificado formalmente como OGLE-2011-BLG-0462, fue descubierto gracias a un fenómeno de microlente gravitacional. En términos simples, su existencia se delató cuando pasó frente a una estrella lejana, amplificando y desviando temporalmente su luz. Sin una estrella compañera que lo "delatara", este tipo de descubrimiento es extremadamente raro y técnicamente desafiante.
Incluso el equipo rival que inicialmente propuso que el objeto era una estrella de neutrones ha revisado su evaluación. En 2023, aceptaron que se trata, en efecto, de un agujero negro, estimando una masa de alrededor de seis soles, dentro del margen de error del análisis original.
Este hallazgo es solo el comienzo. Los investigadores esperan que el telescopio espacial Nancy Grace Roman, cuyo lanzamiento está previsto para 2027, permita descubrir muchos más agujeros negros solitarios gracias a su avanzada capacidad de detección.
El estudio completo ha sido publicado en The Astrophysical Journal bajo el título "OGLE-2011-BLG-0462: An Isolated Stellar-mass Black Hole Confirmed Using New HST Astrometry and Updated Photometry".
Fuentes, créditos y referencias: